viernes, 17 de abril de 2015

Seychelles, paraíso africano

Destino exótico donde los haya, las Seychelles no defraudarán a nadie por lo paradisíaco del lugar. Dentro de este conjunto de islas (son 115), la más importante y donde vive la gran mayoría de la población (y en la que aterrizaremos al ser la única que tiene aeropuerto internacional) es Mahé.





Lo primero avisar que éste es un país tranquilo y de fácil acceso, es decir, es totalmente viable realizar el viaje por nuestra cuenta y así ahorrarnos bastante dinero respecto a lo que nos presupuestan en las agencias. El idioma oficial es el francés y el Seychellois, pero como fueron colonia inglesa y actualmente viven del turismo, todo el mundo habla también inglés.

Mahé es la isla principal de las Seychelles. En ella encontramos la capital, Victoria, y el aeropuerto internacional, por lo que será nuestra primera toma de contacto con el país. Es la isla más poblada con el 90% del total de la población del país (lo que no nos agobiará en absoluto). Su máximo atractivo es la tranquilidad, (enseguida nos damos cuenta que sus habitantes van a otro ritmo diferente) sus playas, su gastronomía y su gente.
Como en el resto de las Seychelles podemos hacer buceo o snorquelling en cualquiera de sus playas. Las más importantes y despobladas están en el sur de la isla como la Anse Royale. En el norte está la zona Beau Vallon y la isla Edén, siendo éstos los únicos "complejos" para turistas (más la isla Edén que está destinada a un turismo más de lujo). De todas formas, no pienses que esto es Benidorm, que haya algún hotel y algún restaurante hace que tenga encanto sin perder  en comodidad. Un día a la semana realizan un mercadillo por la noche en la playa de Beau Vallon y es 100% para autóctonos. Si tienes suerte y la piyas en tu estancia podrás probar su comida típica y verles bailar entre hogueras.

Victoria es la capital de las Seychelles. Como ciudad no es nada del otro mundo aunque lo más destacable es el templo Hindú (visitable por dentro y gratuito), el mercado, y la torre del reloj (que marca el centro de la ciudad). Fuera de esto, pasea por las calles y déjate llevar en la única zona de la isla que se rinde al caos.

Praslin es la segunda isla de Seychelles. Se puede acceder a ella en avión desde Mahé (Air Seychelles) o por barco (Cat Cocos). Tiene el encanto de ser más deshabitada y pequeña que Mahé aunque conserva todas las comodidades de la primera. Hay dos zonas en la isla donde se concentra toda la oferta hotelera: Anse Volbert y Anse Consolation. En el centro de la isla se encuentra uno de los actractivos de la isla: El Valle de Mai. Esta selva salvaje de palmeras es una reserva natural protegida. Además de un paseo agradable por varios senderos señalizados, puedes ver una de las rarezas más conocidas de las Seychelles, el Coco de Mer, fruto de una palmera endémica de este archipiélago. Este fruto, que se considera afrodisíaco por su forma, es todo un lujo, ya que hacernos con uno de ellos nos costaría unos 300 euros (y tiene que tener el sello de autenticidad - como el de la foto- para poder sacarlo del país).
Praslin es conocida también por sus playas. La más bonita es Anse Lazio, situada en el norte de la isla. Es de arena blanca, está rodeada de palmeras y es perfecta para hacer snorquel y ver alguna de las 300 especies de peces que hay en el archipiélago.
Desde Praslin se puede hacer una excursión a Curieuse Island, isla "tomada" por una especie autóctona de tortuga gigante que vive en libertad. Puedes acercarte a ellas con total libertad y darlas de comer, acariciarlas, hacer fotos... además de perderte por sus maravillosas playas y senderos.

La Digue es la cuarta isla más grande de Seychelles y se puede acceder a ella únicamente por ferry desde Praslin. Una vez llegas al embarcadero, hay tres formas de llegar a tu hotel: taxi, bicicleta o carro de buey. Nosotros escogimos el carro de buey para llegar a nuestro hotel, y he de decir que es una experiencia un tanto "curiosa". Una vez experimentado esta forma de locomoción tradicional, es habitual que los turistas lo abandonemos por la bicicleta. La Digue es una isla con muchísimo encanto, muy virgen y auténtica. Aunque no son muchas las personas que viven aquí, puedes compartir con ellos (montando en bicicleta, sufriendo la escasez de alimentos en los supermercados...) su día a día.

La Digue impresiona por su autenticidad y naturaleza virgen. En esta pequeña isla está situada la que está considerada mejor playa del mundo: Anse Source d'Argent. Para acceder a esta playa hay que ir hasta Anse Union (playa Union) y pagar una entrada de unos 20 euros para acceder a una colonia de tortugas gigantes (a las que puedes dar de comer lechuga) y una plantación de vainilla muy interesante. Una vez pasado este parque natural, ya podemos acceder a una serie de playas espectaculares, de las cuáles Source d'Argent es la última de ellas. Recomiendo encarecidamente ir a última hora de la tarde, para ver el anochecer. No suele haber mucha gente (suelen ir a primera hora, comer allí e irse ya que mucho vienen a pasar el día desde Praslin) y las vistas son impresionantes con el cielo anaranjado. Veréis que es un auténtico paraíso.


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